Pentecostés y la Venida del Espíritu Santo – Pastor David Jang


1. Antecedentes del Pentecostés en el Antiguo Testamento y su cumplimiento en el Nuevo Testamento

La palabra “Pentecostés” proviene del término griego “Pentēkostē (Πεντηκοστή)”, que significa “quincuagésimo”. Su raíz está en la palabra griega “πέντε (pente)”, que remite a “cinco (five)”. En última instancia, “Pentecostés” alude a la suma de cinco ciclos de diez días, es decir, un total de cincuenta días. En la tradición judía, esta fiesta se conoce como la “Fiesta de las Semanas” (Shavuot) o “Fiesta de la Cosecha de la Cebada” (en algunos contextos, también “Fiesta de la Siega”). Se denomina “Fiesta de las Semanas” porque se celebra siete semanas después de la Pascua (la Fiesta de los Panes sin Levadura), y recibe el nombre de “Fiesta de la Cosecha (Shavuot)” porque se presentaban las primicias de la cosecha de cebada como ofrenda a Dios.

En el Antiguo Testamento, ya se consideraba esta fecha muy importante. En Números 28, Levítico 23 y Deuteronomio 16 se dan instrucciones detalladas sobre cómo observar la fiesta de la cosecha. Por ejemplo, encontramos versículos como: “Además, el día de las primicias, cuando presentéis ofrenda nueva a Jehová en vuestras fiestas de las semanas, tendréis santa convocación; ninguna obra servil haréis” (Nm 28:26), o “Hasta el día siguiente del séptimo día de reposo contaréis cincuenta días; entonces ofreceréis el nuevo grano a Jehová” (Lv 23:16), y “Y celebrarás la fiesta de las semanas a Jehová tu Dios; de la abundancia voluntaria de tu mano será lo que dieres, según Jehová tu Dios te hubiere bendecido” (Dt 16:10).

Como se ve, la “Fiesta de las Semanas” o “Fiesta de la Cosecha” en el Antiguo Testamento era la ocasión para, tras terminar la siega de la cebada, presentar a Dios las primicias con acción de gracias. Era un día para reconocer que Dios es quien otorga la tierra, el viento y la lluvia, y que todas las cosechas y frutos provienen de Su gracia. Además, se trataba de una celebración muy importante en cuanto a la identidad del pueblo judío, una de las tres grandes fiestas —Pascua, Fiesta de la Cosecha (o Semanas) y Fiesta de los Tabernáculos—. Con este contexto en mente, se comprende mejor el significado del Pentecostés cristiano, que conmemora la venida del Espíritu Santo tras la muerte y resurrección de Jesús.

La fiesta judía de Pentecostés coincide básicamente con la fiesta cristiana de la Venida del Espíritu Santo, pero su significado se amplía enormemente en el Nuevo Testamento. En el Antiguo Testamento, la Fiesta de las Semanas se enfocaba en ofrecer las primicias de la cebada en una sociedad agrícola; pero en el Nuevo Testamento, en esa misma fecha —cincuenta días después de la resurrección de Jesús y diez días después de Su ascensión— se derrama el Espíritu Santo (Hch 2). Este es el gran evento registrado en Hechos 2, conocido como la Venida del Espíritu Santo en Pentecostés.

La idea de “ofrecer las primicias” en el Antiguo Testamento se interpreta en el Nuevo Testamento como la “nueva primicia espiritual” a través de Jesucristo. El apóstol Pablo declara en 1 Corintios 15:20: “Mas ahora Cristo ha resucitado de los muertos; primicias de los que durmieron es hecho”. Es decir, al vencer Jesús a la muerte y resucitar, rompió el poder del pecado, convirtiéndose Él mismo en las “primicias”. Mediante esta primicia, nace una multitud de creyentes, la comunidad de la iglesia, que sigue ese ejemplo.

Pablo no se limita a presentar a Jesús solo como “la primera primicia”; muestra que Su muerte, Su resurrección y Su ascensión completan y cumplen todas las profecías y la Ley del Antiguo Testamento. La Ley y los profetas apuntaban mediante símbolos y profecías a “quién y de qué manera salvaría a la humanidad”; Jesucristo es el cumplimiento de todas esas profecías y el fin de la Ley (Ro 10:4). Su resurrección es la señal victoriosa definitiva. Así, Cristo es la primera primicia, y tras Él, todos los creyentes que forman Su iglesia se convierten en las “siguientes cosechas”.

Esta perspectiva otorga un simbolismo especial al grupo de 120 discípulos mencionado en Hechos 2. Después de Su resurrección, Jesús estuvo cuarenta días con Sus discípulos. Ellos, que se habían dispersado por la decepción de la crucifixión, fueron reunidos de nuevo por el Cristo resucitado, que les reveló que la cruz era, de hecho, la victoria. Un ejemplo representativo se encuentra en Lucas 24, la historia de los dos discípulos que iban camino a Emaús: ellos volvían a su hogar sumidos en la desesperanza, pero se encontraron con el Jesús resucitado y comprendieron que la cruz no era una derrota, sino el cumplimiento de la Ley y los profetas, encendiéndose en ellos un fuego en el corazón. De manera similar, Jesús se fue apareciendo a los distintos discípulos durante esos cuarenta días, instruyéndolos y reagrupándolos. Al concluir los cuarenta días, Jesús ascendió al cielo y les ordenó que esperaran en Jerusalén la promesa del Espíritu Santo (Hch 1:4-5).

Diez días después de aquello, es decir, cincuenta días tras la resurrección de Jesús, el Espíritu Santo descendió. El Nuevo Testamento describe este evento de forma muy dramática: “Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos unánimes juntos. Y de repente vino del cielo un estruendo como de un viento recio… y se les aparecieron lenguas repartidas, como de fuego… Y fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas” (Hch 2:1-4, paráfrasis). Esta manifestación cumplió la profecía del profeta Joel acerca de que en los postreros días Dios derramaría Su Espíritu sobre toda carne (Jl 2). Antes, el Espíritu Santo descendía solo sobre algunos líderes y profetas, pero ahora, sin distinción de edad, género o condición social, “todo aquel que invocare el nombre del Señor” recibiría el Espíritu.

En particular, el pastor David Jang hace hincapié en que este suceso de Hechos 2 marca el punto de partida de la iglesia en el Nuevo Testamento. Jesucristo fue la primera primicia, y luego los 120 discípulos se convierten en “nuevas primicias”, pues reciben el Espíritu Santo y forman la iglesia primitiva. El surgimiento de esta iglesia no fue casual, sino una progresión natural dentro de la historia de salvación: tras la resurrección y ascensión de Jesús, vino el Espíritu Santo. Así como en la Fiesta de la Cosecha (Shavuot) se agradecía a Dios por la cebada recogida, ahora se inicia la gran cosecha espiritual: la reunión de quienes creen en Cristo.

Por ello, Pentecostés equivale también a una suerte de “Día de Acción de Gracias por la Cosecha”. En el Antiguo Testamento, la Fiesta de la Cosecha era el tiempo de gratitud por la recolección de la cebada; en el Nuevo Testamento, con la venida del Espíritu Santo, se inicia la “cosecha de las almas”. Aunque hoy día muchas iglesias, tanto en Corea como en el mundo, celebran el “Día de Acción de Gracias” en otoño, según la tradición bíblica sería más acertado considerarlo en Pentecostés. El pastor David Jang menciona a menudo que “nuestra celebración actual de Acción de Gracias en otoño es producto de circunstancias históricas y culturales; la verdadera y más bíblica fiesta de la cosecha es el Pentecostés”.

Además, Pentecostés es no solo la fiesta de la cosecha, sino también la fiesta de la siembra. En los principios agrícolas, después de la siega viene una nueva siembra. Igual que la lluvia temprana y la tardía ayudan en la siembra y la cosecha, el Espíritu Santo impulsa a la iglesia tanto para la siega como para la nueva siembra. En Hechos 2, encontramos el ejemplo de la conversión de tres mil personas en un solo día; ese hecho fue una “cosecha inmediata” por gracia de Dios, y simultáneamente un hito que condujo a la iglesia a salir a sembrar el Evangelio. Así, la acción del Espíritu Santo no se limita a un solo momento, sino que guía a la comunidad cristiana a vivir continuamente un ciclo de siembra y cosecha.

Si traemos a colación otro símbolo del Nuevo Testamento: el milagro de los cinco panes y dos peces. Jesús alimentó a cinco mil personas con cinco panes de cebada y dos peces. Es significativo el detalle de que fueran “panes de cebada” (Jn 6:9), y algunos relacionan el número cinco de esos panes con “Pentecostés” (Pente, cinco). Así como Pentecostés consiste en la repetición de cinco hasta llegar a cincuenta, el “cinco” de los panes de cebada muestra una provisión milagrosa que sació a la multitud. Sumando los dos peces, ocurrió un milagro en que muchos fueron saciados. El pastor David Jang emplea estos símbolos para recalcar que “Pentecostés es el día en que somos saciados con el pan del cielo y, a la vez, el momento en que la Iglesia inicia su misión de compartir ese alimento con los demás”.

En definitiva, así como la Fiesta de las Semanas en el Antiguo Testamento preparaba la cosecha de cebada y la siembra del trigo, en el Nuevo Testamento, Pentecostés es el momento en que la Iglesia, tras reunir a los creyentes, se prepara para sembrar el Evangelio donde aún no se conoce. David Jang enseña que no debemos recordar Pentecostés como una simple festividad, sino como el “inicio del gran proceso por el cual toda la humanidad regresa a Dios”, el primer paso en la cosecha de las almas, así como el punto de partida para sembrar de nuevo. Y el Espíritu Santo es quien dirige todo este proceso, enseñando a los creyentes tanto dentro como fuera de la iglesia para que revelen la voluntad del Señor.

En resumen:

  1. Pentecostés hunde sus raíces en la Fiesta de las Semanas y la Fiesta de la Cosecha del Antiguo Testamento, una celebración de acción de gracias por las primicias de la cebada.
  2. En el Nuevo Testamento, Jesús cumple y renueva ese sentido: Él es las primicias de la resurrección, y al cumplirse cincuenta días tras Su ascensión, envía el Espíritu Santo, reinterpretando y reproduciendo la fiesta de manera espiritual.
  3. Esto no solo implica una celebración puntual, sino que inaugura la era de la iglesia, un tiempo de cosecha y, a la vez, de siembra misionera. Así nace la iglesia primitiva y arranca la gran historia evangelizadora registrada en Hechos.
    El pastor David Jang subraya: “Pentecostés es el fuego y el viento del Espíritu que maduran y siembran de nuevo a los creyentes y a la Iglesia”, afirmando que es gracias a este evento que la Iglesia queda lista para cosechar y, a su vez, para sembrar en el mundo.

Muchos predicadores, incluido el pastor David Jang, integran la enseñanza del Antiguo Testamento y el Nuevo Testamento para que los creyentes no vean Pentecostés como un mero día marcado en el calendario, sino como un hito trascendental que expande el acontecimiento de la cruz y la resurrección a toda la humanidad, y en el que nació la Iglesia primitiva. La cuestión esencial para el creyente es: “¿Estoy verdaderamente participando en la obra de salvación del Señor con el poder del Espíritu Santo?”; pues la venida del Espíritu en Pentecostés no es solo un sentimiento personal, sino el surgimiento de la iglesia y la llama misionera.

De ahí que, cada vez que se conmemora Pentecostés, no se deba recordar únicamente el pasado, sino preguntarse: “¿Qué está haciendo el Espíritu Santo hoy a través de cada uno de nosotros? ¿Cómo está la Iglesia cumpliendo su misión de cosechar y sembrar en el mundo?”. El pastor David Jang recalca: “El propósito de la llegada del Espíritu Santo a la Iglesia es claro: abrir nuestros ojos a la Palabra y la verdad, hacernos volver del pecado y darnos poder para llevar el Evangelio hasta lo último de la tierra. ¿Estamos ejerciendo ese poder en la realidad?” Es la misma pregunta que desafió a la Iglesia primitiva y a la Iglesia de todos los tiempos.


2. La obra del Espíritu Santo y la visión de la comunidad de la Iglesia

Cuando en Pentecostés desciende el Espíritu Santo y nace la Iglesia primitiva, Hechos 2 describe tres acontecimientos principales:

  1. La propia Venida del Espíritu sobre los 120 discípulos,
  2. El primer sermón de Pedro,
  3. El surgimiento de la iglesia inicial tras esta experiencia.

El sermón de Pedro (Hch 2:14-36) gira alrededor de un tema central: “El Jesús a quien vosotros crucificasteis es el Mesías prometido por Dios, el Hijo de David, el Rey anunciado, y Él ha resucitado”. Este poderoso mensaje impactó profundamente a los judíos que le escuchaban. Ellos se afligieron hasta exclamar: “Varones hermanos, ¿qué haremos?” (Hch 2:37), y al arrepentirse y creer en el nombre de Jesús, alcanzaron la salvación, sumándose en ese día unas tres mil personas (Hch 2:41). Así nació, de forma concreta, la Iglesia primitiva: en un solo día se formó una comunidad de tres mil creyentes, algo humanamente imposible sin la obra del Espíritu Santo y el poder de la resurrección. El discurso de Pedro impactó con la verdad; y quienes no creían fueron llevados a una honda comprensión. El Espíritu Santo, “el Espíritu de verdad”, nos lleva a interpretar y aceptar correctamente la vida, muerte y resurrección de Jesús.

Llenos del Espíritu, los primeros cristianos perseveraban en la comunión, en el partimiento del pan y en las oraciones (Hch 2:42). Compartían sus bienes con los necesitados, se reunían cada día en el templo para oír la Palabra, comían juntos con alegría (Hch 2:44-46). Este comportamiento parece describir una “comunidad celestial” en la tierra. Claro, no era un lugar perfecto: Hechos registra que más adelante surgieron tensiones y que la iglesia fue perseguida desde fuera. Pero la pureza y el fervor de la fe, junto con la respuesta al poder del Espíritu, son el valor esencial que ha de inspirar a todas las iglesias y creyentes posteriores.

La narración de Hechos continúa. Los apóstoles comienzan a predicar, y en particular, Pedro y Juan experimentan un gran avivamiento en Jerusalén. Ante la oposición de los líderes judíos y la intensa persecución, los creyentes se dispersan, pero esa misma dispersión impulsa aún más la difusión del Evangelio por Judea, Samaria y otras partes (Hch 8). La iglesia guiada por el Espíritu Santo mantiene la verdad y crece a pesar de la oposición interna o externa. A mitad del libro de los Hechos, comienza el ministerio misionero de Pablo entre los gentiles, lo cual expande el Evangelio más allá de las fronteras judías.

El pastor David Jang, tomando como base la vitalidad de la comunidad descrita en Hechos, recalca que “la iglesia es, en esencia, una comunidad misionera”. Su fundamento está en la promesa de Jesús en Hechos 1:8: “Pero recibiréis poder cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra”. El propósito de la venida del Espíritu es edificar la Iglesia y, por medio de ella, extender el Evangelio a todas las naciones, de modo que muchos sean recogidos en la cosecha de la salvación. Por tanto, Pentecostés no fue un mero fenómeno de “experiencia espiritual”, sino el equipamiento de la Iglesia para ser testigo de Cristo.

En los capítulos 13 y 14 de Hechos, se relata el primer viaje misionero de Pablo y Bernabé, ilustrando cómo la Iglesia se guía por el Espíritu. En Antioquía, mientras ayunaban y oraban, los líderes escuchan la voz del Espíritu, que les indica apartar a Pablo y Bernabé para la obra misionera. No se confiaron únicamente en las cualidades o la elocuencia de Pablo ni en la capacidad de liderazgo de Bernabé, sino que obedecieron la dirección del Espíritu. Durante ese viaje misionero, el Evangelio se extendió, y muchos gentiles en diversas regiones creyeron. Así se ve el modelo de una iglesia dinámica: impulsada por la oración, la unidad, el amor y la dependencia del Espíritu Santo.

Hechos 15 describe el Concilio de Jerusalén, otro suceso crucial. Al predicar el Evangelio a los gentiles, surgió la polémica sobre la circuncisión y la observancia de la Ley de Moisés. Los líderes de la iglesia se reunieron para discernir, llegando a la conclusión de que incluso los gentiles, por la fe en Cristo, acceden a la salvación sin distinción. Este proceso demuestra que la Iglesia no nació perfecta; más bien, cada vez que enfrentaba desafíos, “buscaba la dirección del Espíritu y dialogaba en comunidad”. En Hechos 15:28, los apóstoles dicen: “Porque ha parecido bien al Espíritu Santo, y a nosotros…”, evidenciando que toda decisión se tomaba en dependencia de la voluntad del Espíritu.

Así, el fervor espiritual, la oración constante, el amor y la dependencia del Espíritu Santo son características esenciales que la Iglesia de hoy debe recuperar de la Iglesia primitiva. David Jang enseña: “La Iglesia es como una base de operaciones en el campo de batalla espiritual. Para testificar el Evangelio en este mundo, necesitamos absolutamente el poder y la guía del Espíritu Santo”. Por ello, al conmemorar Pentecostés, debemos evitar quedarnos en la conmemoración histórica y revisar constantemente la misión de la Iglesia mediante la oración y la dependencia del Espíritu.

Más adelante, en los viajes misioneros segundo y tercero, Pablo se adentra en Asia Menor y Europa. Funda iglesias en ciudades importantes de la cultura helénica, como Filipos, Tesalónica, Corinto y Éfeso. Al final del libro, Pablo emprende camino a Roma, considerada el “fin de la tierra” en ese contexto, cumpliéndose la orden de “ser testigos hasta lo último de la tierra”. Incluso bajo arresto domiciliario en Roma (Hch 28), Pablo seguía predicando el Evangelio, mostrando que la Iglesia, guiada por el Espíritu, no se detiene ante nada.

Aun hoy, la Iglesia sigue llamada a la misma tarea. Aunque cambien la cultura y las circunstancias, “hasta lo último de la tierra” continúa vigente. El Espíritu sigue activo, y allí donde la Iglesia obedece, ora y se une, ocurren grandes cosechas espirituales. En paralelo, surgen problemas e incluso sectas confusas, pero si la Iglesia busca discernir en oración y comunión con el Espíritu, podrá superarlos. Cuando la Iglesia se basa en estrategias meramente humanas o se enreda en estructuras de poder mundanas, la obra del Espíritu se apaga. Pero si se arrepiente y vuelve su oído al Espíritu, siempre puede ser renovada.

El pastor David Jang afirma: “Donde el Espíritu Santo actúa, la Iglesia nunca se queda estática. Se extiende, se entrega a la misión, a la ayuda y al servicio, proclamando la verdad del Evangelio en medio del mundo”. Esto se ve claramente en cómo la Iglesia primitiva trascendió los límites de Jerusalén y llegó al mundo gentil. Asimismo, se fueron rompiendo barreras lingüísticas y culturales, uniéndose todo tipo de personas bajo el nuevo nombre del “Reino de Dios”. El motor esencial de esta transformación fue, sin lugar a dudas, el Espíritu Santo. Ese mismo Espíritu sigue liderando a la Iglesia, revelándonos el amor y el plan salvador de Jesucristo.

En Romanos 8:26, el apóstol Pablo explica: “Pues no sabemos pedir como conviene… pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles”. Esto concuerda con la promesa de Jesús de no dejarnos huérfanos (Jn 14). Antes de ascender, Jesús dijo a Sus discípulos: “Os conviene que yo me vaya… porque si no me fuera, el Consolador (Parakletos) no vendría a vosotros” (Jn 16, compendio). Y esa promesa se cumplió en Pentecostés. El Espíritu Santo manifiesta el amor cuidadoso de Dios, enseñándonos la verdad, liberando a los cautivos y llevando a la Iglesia a la misión. En el plano individual, el Espíritu nos guía en el proceso de santificación para parecernos más a Jesús. En el ámbito eclesial, el Espíritu distribuye dones para que cada uno sirva y edifique la comunidad. En el mundo, el Espíritu nos da el poder de anunciar el Evangelio, servir al necesitado y encarnar el amor de Dios.

Después de Pentecostés, los discípulos mostraron una valentía y seguridad que antes no tenían. Al ver a Jesús crucificado, se escondieron llenos de miedo; pero tras recibir el Espíritu, predicaban abiertamente: “El Jesús a quien vosotros habéis crucificado ha resucitado” y no retrocedían ni en los juicios. En la Iglesia primitiva, esa valentía y ese amor les llevaron a mantenerse unidos, a enfrentar persecución externa y resolver conflictos internos. El pastor David Jang recalca: “La fuerza de la Iglesia primitiva venía del Espíritu Santo, y ese Espíritu es el mismo hoy. No importa nuestra situación; si nos aferramos a la Palabra y nos movemos en el Espíritu, ningún obstáculo frenará la expansión del Evangelio”.

La misión de la Iglesia no ha concluido. El libro de los Hechos termina con la llegada de Pablo a Roma, pero eso no significa el final de la obra del Espíritu. Muchos dicen que la Iglesia sigue escribiendo un “capítulo 29” de Hechos allí donde se encuentra, porque la era de la Iglesia y del Espíritu continúa, así como la tarea de testificar de Cristo. Pentecostés fue el inicio de esta gran historia, y mientras la Iglesia exista, esa obra prosigue.

Visto así, Pentecostés se explica como un doble movimiento de “cosecha y siembra”. Primero, Dios presentó a Su propio Hijo Jesús como la primera primicia, después siguieron los 120 discípulos, que se “maduraron” con el Espíritu y se convirtieron en “primicias subsiguientes”. Después, la conversión de tres mil personas y el crecimiento continuo de la Iglesia confirman el aspecto de “cosecha”. Pero no se estancó ahí: la Iglesia salió al mundo a “sembrar” el Evangelio, abriendo camino para la siguiente cosecha. Así, Pentecostés no consiste en una ceremonia puntual donde “mucha gente se reúne y recibe bendición”, sino en el establecimiento de la verdadera identidad de la Iglesia: cosechar para Dios y volver a sembrar en el mundo.

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El pastor David Jang considera que este es el mensaje central que la Iglesia actual no debe olvidar. No basta con celebrar Pentecostés con gozo y gratitud por las bendiciones recibidas; hay que traspasar ese gozo y esa bendición a otros a través de la siembra activa. Sembrar no se limita a la evangelización o la misión, sino también a toda obra de amor y servicio que difunda el aroma de Cristo en el mundo. Así como los cinco panes y dos peces saciaron a una multitud, la gracia y el poder derramados por el Espíritu Santo a cada creyente deben desbordarse hacia quienes les rodean, haciendo que muchos experimenten el Reino de Dios. Esta circulación de la bendición debe proseguir sin cesar.

Desde esta perspectiva, Pentecostés no se opone en modo alguno a la práctica de celebrar el “Día de Acción de Gracias” en otoño, sino que representa la forma más bíblica y originaria de la fiesta de la cosecha. Aunque por razones culturales e históricas muchas iglesias han adoptado dicha fecha en otra época del año, teológica y bíblicamente, Pentecostés encierra el sentido genuino de la festividad de la cosecha. El pastor David Jang sugiere que la Iglesia coreana (y en general, la Iglesia mundial) debería recuperar más plenamente el significado de Pentecostés como fiesta de acción de gracias y misión: reconocer que todo lo que poseemos —sea material o espiritual— proviene de la gracia de Dios y consagrar nuestra vida para que otros también la conozcan.

La Iglesia puede cumplir esta misión únicamente con el Espíritu. Sin Él, nadie puede lograr un arrepentimiento verdadero, amor sincero, valentía y paciencia ante la adversidad. Sin el Espíritu, la comunión y el servicio genuinos resultan muy difíciles. Pero si el Espíritu está presente, la Iglesia puede resolver conflictos, abrir caminos nuevos y mantener el anhelo de anunciar el Evangelio hasta los confines de la tierra. Entonces, como consecuencia, se producen nuevas cosechas, y esas cosechas a su vez se convierten en nuevas semillas para continuar expandiendo el Reino. Esta dinámica que comenzó con Pentecostés sigue siendo la tarea de la Iglesia.

El pastor David Jang enseña: “Si recuperamos el espíritu de Pentecostés, todo culto, toda misión, toda educación y todo servicio de la Iglesia estará lleno del fruto del Espíritu y se convertirá en una fiesta de abundancia”. Ese es el significado de Pentecostés: la abundancia de la cosecha del Espíritu en la vida de los creyentes, un fruto que da vida al mundo y que se expande gracias a la entrega y la ofrenda de cada uno. La iglesia primitiva dio ejemplo de este modelo; hoy nos corresponde a nosotros imitarlo y plasmarlo, conformando “la iglesia pentecostal contemporánea”.

Así, Pentecostés (la Venida del Espíritu Santo) marcó el nacimiento de la Iglesia y dio el impulso al anuncio universal del Evangelio, y al establecimiento de un estilo de vida comunitario. Al celebrarlo, vale la pena preguntarnos si somos capaces de reproducir aquella pasión misionera, el amor al prójimo y la comunión que caracterizaron a la Iglesia primitiva. El punto de partida es recibir al Espíritu Santo en nuestro corazón y someternos a Su dirección. La Venida del Espíritu Santo en Pentecostés no es un recuerdo lejano, sino un acontecimiento presente que sigue transformando a la Iglesia y que, si respondemos, puede obrar mayores cosas todavía. Todo se inicia con el fuego y el viento poderosos del Espíritu en Pentecostés. Cuando ese fuego no se queda encerrado en la Iglesia, sino que fluye hacia el mundo, experimentamos una nueva cosecha y sembramos semillas para la próxima.

En este contexto, el pastor David Jang exhorta en Pentecostés: “Sed ofrecidos como fruto y, al mismo tiempo, siembraos como semilla”. “Ser ofrecidos como fruto” significa consagrarnos del todo a Dios, presentando un sacrificio de gratitud que agrade a Su corazón. “Siembraos como semilla” señala que nuestras vidas sean semillas del Evangelio para el mundo. No se trata de ambición humana ni de hacer crecer la Iglesia en términos seculares, sino de consagrar nuestro lugar de servicio como altar de adoración y escenario de misión, según la guía del Espíritu Santo. Ese fue el camino de la Iglesia primitiva, y lo siguen recorriendo infinidad de iglesias y creyentes hoy. Por eso, en Pentecostés, recordamos con más fuerza la gratitud y la pasión por el Señor, y evaluamos cómo concretar en nuestra vida la “Gran Comisión: id por todo el mundo y predicad el Evangelio”. He ahí la esencia de Pentecostés, el sentido verdadero de la Fiesta de las Semanas y de la Cosecha del Antiguo Testamento transformado en el Nuevo. Y en medio de todo ello, la insistente llamada del pastor David Jang a la “recuperación de la esencia de la Iglesia” y a la “sujeción al Espíritu Santo” se convierte en un faro que guía a la Iglesia coreana y mundial hacia el futuro.

www.davidjang.org

오순절과 성령강림 – 장재형목사

장재형목사와 동료들

1. 오순절의 구약적 배경과 신약에서의 성취

오순절(Pentecost)이라는 명칭은 그리스어 ‘Pentēkostē(Πεντηκοστή)’에서 비롯된 말로, ‘50번째’를 뜻한다. 이 단어의 어원은 헬라어 ‘πέντε(pente)’, 즉 ‘다섯(five)’라는 의미에서 기원한다. 결국 ‘오순’이라고 할 때, 10이 다섯 번 반복되는 50이라는 수가 핵심이 된다. 유대 전통에서는 이 날을 ‘칠칠절’ 또는 ‘맥추절’로 지켰는데, 칠칠절은 유월절(무교절)로부터 일곱 주간이 지난 후에 맞이하는 절기이기 때문에 그렇게 불렸고, 맥추절은 보리추수를 마치고 처음 익은 열매를 하나님께 드리는 날이었기에 붙여진 이름이다. 구약성경에서도 이미 이 날을 매우 중요하게 여겼는데, 민수기 28장과 레위기 23장, 그리고 신명기 16장에 맥추절을 지키는 구체적인 지침이 제시되어 있다. 이를테면 “칠칠절 처음 익은 열매를 드리는 날에 너희가 여호와께 새 소제를 드릴 때에도 성회로 모일 것이요 아무 일도 하지 말 것이며(민 28:26)”라는 구절이나 “일곱 안식일 이튿날까지 합하여 오십 일을 계수하여 새 소제를 여호와께 드리되(레 23:16)”라는 말씀, “네 하나님 여호와 앞에 칠칠절을 지키되 네 하나님 여호와께서 네게 복을 주신 대로 네 힘을 헤아려 자원하는 예물을 드리고(신 16:10)” 등의 구절이 바로 그것이다.

이처럼 구약성경에서 명백히 언급되는 칠칠절, 맥추절은 보리 추수를 끝낸 뒤에 맨 처음 수확된 열매를 감사의 제물로 하나님께 드리는 예식이었다. 땅을 주시고 바람과 비를 보내시어 곡식과 과실이 자라게 하신 분이 하나님이심을 고백하는 날이며, 자신들이 얻은 소출이 결국 하나님의 은혜에 기인한 것임을 깨닫고 드리는 날이었다. 그뿐 아니라 구약적 전통 안에서 칠칠절은 유대 민족의 정체성과 결부된 매우 중요한 축제였고, 유대의 3대 절기—유월절, 맥추절(또는 칠칠절), 장막절—중 하나였다. 이러한 배경을 기억해야 신약에서 예수 그리스도의 죽음과 부활 이후에 임한 성령강림절(오순절)의 의미가 제대로 이해된다.

유대인의 절기인 오순절과 기독교 절기인 성령강림절은 사실상 같은 시기에 해당하지만, 그 의미가 신약을 통해 확장되면서 결정적으로 변모한다. 구약의 칠칠절이 농경 사회에서 첫 수확의 열매를 하나님께 드리는 날이었다면, 신약시대 오순절에는 예수 그리스도께서 부활 후 지상에서 40일을 보내시고, 승천하신 지 열흘이 지난 때(즉 50일째 되는 날)에 성령이 강림하심으로 말미암아 신약교회가 시작되는 특별한 사건이 일어난다. 이것이 바로 사도행전 2장에 기록된 성령강림사건이다.

이 구약에서의 ‘첫 열매를 드리는 절기’라는 의미가 신약시대에는 예수 그리스도를 통하여 ‘새로운 영적 첫 열매’로 해석된다. 사도 바울도 고린도전서 15장 20절에서 “그러나 이제 그리스도께서 죽은 자 가운데서 다시 살아나사 잠자는 자들의 첫 열매가 되셨도다”라고 선언한다. 즉, 예수 그리스도께서 죽음을 이기고 부활하심으로 죄의 권세를 깨뜨리셨고, 그리스도의 부활이 바로 ‘첫 열매’라는 것이다. 이 첫 열매를 통해 이후에 수많은 믿는 이들, 즉 교회 공동체가 이어진다는 신학적·구원사적 원리가 드러난다.

바울은 여기에서 그치지 않고, 예수 그리스도를 단순한 ‘첫 열매’로만 제시하는 것이 아니라 그분의 죽음과 부활, 그리고 승천까지 이어지는 모든 구원사적 사건이 구약의 예언과 율법을 완성하는 결정적 사건이라고 해석한다. 율법과 예언은 ‘누가, 어떤 방식으로 인류를 구원할 것인가’를 여러 상징과 예언으로 전했는데, 예수 그리스도가 그 모든 예언의 성취자이며 율법의 마침이시라는 것이다(롬 10:4). 그리고 그 결정적 승리의 표지가 바로 부활이다. 따라서 그리스도가 첫 열매가 되셨고, 그 첫 열매를 따라 주를 믿는 모든 이가 차례로 ‘나중 익은 열매’가 된다.

이 부분에서, 사도행전 2장에 등장하는 120명의 제자 무리가 상징성을 갖는다. 예수께서는 부활하신 뒤 지상에서 40일 동안 제자들을 다시 모으셨다. 제자들은 십자가 처형을 보고 실망하고 흩어졌으나, 부활하신 예수께서는 이들에게 직접 나타나셔서 십자가의 의미가 승리임을 알게 하셨다. 누가복음 24장에서는 엠마오로 가던 두 제자의 이야기가 이 대표적 장면이다. 이들은 예수의 죽음에 절망하여 고향으로 돌아가던 중, 부활하신 예수님을 만나 ‘십자가가 패배가 아니라 율법과 예언의 성취’임을 깨닫고 마음이 뜨거워지게 된다. 이와 비슷하게 제자들 각자가 흩어져 있던 상황에서 예수님께서는 40일 동안 나타나 가르치시고, 그들을 다시 결집시키셨다. 그 40일의 대미에 예수님께서 승천하시고, 제자들은 예루살렘을 떠나지 말고 성령을 기다리라는 예수님의 명령을 받게 된다(행 1:4~5).

그렇게 10일이 흐른 뒤, 즉 예수 부활 후 50일째 되는 날, 드디어 성령께서 강림하신다. 이것을 신약성경은 매우 극적인 언어로 묘사한다. “오순절 날이 이미 이르매 그들이 다같이 한 곳에 모였더니(행 2:1)”라고 기록되는 바로 그때, 갑자기 하늘로부터 강한 바람 같은 소리가 온 집에 가득하고, 불의 혀처럼 갈라지는 것이 제자들 위에 임하며 그들이 성령으로 충만해져 다른 언어들로 말하기 시작한다. 이는 요엘 선지자가 예언한 말씀이 성취되는 사건이기도 하다. 베드로는 요엘서 2장을 인용하면서 “하나님이 말씀하시기를 말세에 내가 내 영을 모든 육체에 부어주리라”로 선언된다. 예전에는 일부 특별한 사람, 예언자나 특정 지도자에게만 성령이 임했지만, 이제는 나이와 성별, 신분의 차이를 불문하고 ‘누구든지 주의 이름을 부르는 자’에게 성령을 부어주시는 시대로 전환된 것이다.

특별히 장재형목사는 이 사도행전 2장의 사건이 신약교회가 본격적으로 시작되는 시점임을 거듭 강조한다. 예수 그리스도께서 첫 열매가 되셨고, 그 뒤를 이어 120명의 제자 무리가 성령을 받아 ‘나중 익은 열매’로 익어졌는데, 이들이야말로 초대 교회의 출발점이었기 때문이다. 초대 교회의 태동은 우연히 이루어진 것이 아니라 예수님의 부활, 승천, 그리고 성령 강림이라는 구원사의 중요한 흐름 속에서 자연스럽게 일어났다. 보리를 거두는 맥추절의 의미가 확장되어, 이제는 영적인 추수, 곧 주를 믿는 자들을 거둬들이는 ‘추수의 시대’가 열린 것이다.

그렇기에 오순절은 곧 ‘추수감사절(Harvest Thanksgiving)’의 의미도 동시에 갖고 있다. 구약에서 맥추절이 보리 추수 후의 감사 절기였다면, 신약교회에서는 성령이 임하심으로 말미암아 ‘영혼의 추수’가 시작되었고, 그것을 기념하는 날이기도 하다. 실제로 오늘날 한국교회나 세계 여러 교회에서는 가을에 추수감사절을 지키지만, 성경적 전통으로 보면 성령강림절(오순절)이야말로 가장 성경에 부합하는 ‘추수감사절’이 된다. 장재형목사는 이 부분을 설교할 때, “우리가 가을에 지키는 추수감사절은 사실 역사적·문화적 배경에 의해 옮겨진 것이며, 성서적 전통에 따르면 오순절이야말로 진정한 추수감사절의 의미를 지닌다”는 점을 환기시키곤 한다.

더 나아가 오순절은 추수의 절기이면서 동시에 파종의 절기이기도 하다. 농경의 원리를 보면, 일정 작물의 수확이 이루어진 뒤, 또 다른 파종이 이루어진다. 이른 비와 늦은 비가 각각 파종과 결실을 돕는 것처럼, 성령 역시 교회의 성장과 추수, 그리고 다시 파종의 역사를 가능케 하신다. 사도행전 2장에서 3천 명이 한번에 회심하는 역사가 일어났는데, 이것은 ‘열매가 즉시 거두어지는’ 은혜의 사건이자, 동시에 교회가 다시금 복음을 뿌리러 나아가는 이정표 같은 사건이다. 이처럼 성령의 역사는 그저 한 번에 머물지 않고, 교회 공동체를 계속해서 추수와 파종의 사이클로 인도한다.

또 다른 구약의 상징인 오병이어의 이야기를 통해 살펴보면, 예수님께서 보리떡 다섯 개와 물고기 두 마리로 5천 명을 먹이셨다. 여기서 ‘보리떡 다섯 개’라는 상징도 오순절의 ‘다섯(Pente)’의 의미와 맞닿아 있다고 해석되곤 한다. 오순절이 다섯이 반복되어 50이라는 수가 완성되는 것처럼, 오병이어의 보리떡 다섯은 주님의 은혜로 인해 사람이 먹고 배부르게 되는 신비를 보여준다. 거기에 이어(두 마리 물고기)가 더해져 무수히 많은 이가 배불리 먹는 일이 일어났다는 것이다. 장재형목사는 이러한 상징들을 통해 “오순절은 하늘 양식으로 풍성해지는 날이며, 동시에 그 양식을 사람들에게 나누어 주는 교회의 사명이 시작된 절기”라는 점을 자주 강조한다.

결국 구약의 칠칠절이 ‘이른 비와 늦은 비’로 하여금 보리 추수와 곧 있을 밀의 파종을 준비하는 절기였듯이, 신약의 오순절도 교회가 이미 믿음을 고백한 이들을 돌보며, 동시에 아직 복음을 모르는 이들에게 뿌리기 위한 파종의 때라는 것이다. 그래서 오순절을 단지 한 해의 절기 중 하나로만 기억하는 것이 아니라, 전 인류가 하나님께로 돌아오는 추수의 첫 단추이자, 계속해서 새로운 추수를 향해 씨앗을 뿌리는 파종의 기점으로 삼아야 함을 가르친다. 이때 성령은 그 모든 과정을 이끄시는 분이고, 교회 안팎에서 성도들을 가르치시며, 주님의 뜻을 드러내도록 도우신다.

요약하자면, 첫째로 오순절은 구약의 칠칠절·맥추절에 뿌리를 두고 있고, 보리의 첫 열매를 하나님께 드리는 풍성한 감사의 절기로 지켜졌다. 신약에 이르러서는 예수 그리스도께서 율법과 예언을 모두 성취하셨고, 부활을 통해 ‘잠자는 자들의 첫 열매’가 되시며, 이어 승천 후 50일째 되는 날에 성령을 보내심으로써 구약의 절기를 새롭게 재해석·재현하셨다. 둘째로 이것이 하나의 절기 개념을 넘어 교회 시대의 본격적 개막으로 이어지는데, 이는 처음 익은 열매를 통해 또 다른 열매를 거두어들이는 ‘추수감사’이자, 동시에 교회가 또다시 복음의 씨를 뿌리는 ‘파종’의 시점이라는 뜻이다. 이 모든 과정을 통해 교회 공동체가 형성되고, 이후 사도행전에서 본격적으로 기록되는 놀라운 선교 역사로 이어진다. 장재형목사는 이를 두고 “오순절은 성령의 바람과 불로 인해 성도와 교회가 익어지고, 또다시 세상에 뿌려지도록 이끄는 사건”이라고 강조한다.

이처럼 장재형목사를 비롯한 많은 설교자들은 구약의 의미와 신약의 성취를 통합적으로 가르치면서, 성도들이 오순절을 그저 달력의 한 기념일로 여기지 않도록 권면한다. 오순절이야말로 십자가와 부활로 예비된 구원의 사건이 전 인류로 확장되는 거대한 전환점이자, 초대교회 공동체가 탄생한 역사적 날이기 때문이다. 여기에서 성도가 확인해야 할 핵심은 “내가 정말 성령을 힘입어 주님의 구원 사역에 동참하고 있는가?” 하는 물음이다. 왜냐하면 오순절의 성령 강림은 개인의 감동에 그치는 것이 아니라, 교회의 거룩한 출발, 그리고 복음 전파의 불꽃이 일어난 사건이기 때문이다.

그런 의미에서, 오늘날 교회가 오순절을 맞이할 때마다 단순히 과거의 역사만을 기념하는 것이 아니라, 성령께서 오늘 우리 각자를 통해 어떤 일을 하고 계시는지, 또 교회가 어떻게 세상에서 추수와 파종의 사명을 수행해야 하는지를 스스로 돌아보게 된다. 장재형목사는 이러한 맥락에서 “성령께서 교회에 오신 목적은 분명하다. 곧 우리가 말씀과 진리에 눈뜨고, 죄에서 돌아서며, 땅끝까지 복음을 전하도록 권능을 주시기 위함이다. 과연 우리는 그 권능을 받아서 실제로 행하고 있는가?”라고 자주 묻는다. 이 질문은 과거 초대교회만이 아니라, 모든 시대의 교회와 그리스도인에게 주어진 것이다.

2. 성령의 역사와 교회 공동체의 비전

오순절에 성령이 임하고, 본격적으로 초대교회가 탄생했을 때, 사도행전 2장은 세 가지 주요 사건을 중심으로 전개된다. 첫째, 120명의 제자에게 임한 성령 강림 자체, 둘째, 이에 대한 베드로의 첫 번째 설교, 셋째, 그 후 이어지는 처음 교회의 모습이다. 여기서 베드로의 설교는 사도행전 2장에서 대략 14절부터 36절에 이르는 본문에 기록되어 있는데, 그 내용의 핵심은 오직 “너희가 십자가에 못 박은 예수가 바로 하나님께서 약속하신 메시야이시며, 다윗의 후손으로 오신 왕이시다”라는 사실이다. 그리고 “너희가 그렇게 죽인 그분이 부활하셨다”라는 강력한 선포가 이어지자, 이 말을 들은 유대인들이 큰 충격을 받았다.

이 때 그들은 “형제들아 우리가 어찌할꼬?”(행 2:37)라고 탄식하면서 회개하고 예수의 이름을 믿음으로 구원을 얻었는데, 그 수가 한 번에 삼천 명에 이른다고 기록되어 있다(행 2:41). 이것이 바로 초대교회의 시작이자 구체적 형태다. 하루아침에 삼천 명이라는 믿음의 공동체가 생겨난 것이다. 그것은 인간적인 수단이나 지혜로 된 일이 아니라, 전적으로 성령의 능력과 하나님의 섭리 안에서 이루어진 일이었다. 베드로의 설교가 진리를 꿰뚫고 있었고, 부활의 능력이 살아 역사했기에 가능했다. 여기서 우리는 성령 강림이 곧 진리의 깨달음으로 이어진다는 사실에 집중해볼 수 있다. 베드로 자신도 예수 그리스도에 대한 확실한 이해를 얻었고, 그 증언을 통해 믿지 않는 이들도 깊은 깨달음에 이르게 되었다. 성령은 진리의 영이시기에, 예수님의 삶과 죽음과 부활을 ‘진리대로’ 해석하고 받아들이도록 우리 안에서 역사하신다.

초대교회 성도들은 성령으로 충만해져서 서로 교제하고, 떡을 떼며, 기도하는 공동체가 되었다(행 2:42). 그들은 재산과 소유를 나누어 가난한 사람들을 돌보고, 날마다 성전에 모여 하나님의 말씀을 들으며, 함께 식사하며 교제했다(행 2:44~46). 이러한 모습은 그 자체로 실현된 ‘천국 공동체’처럼 보이기도 한다. 물론 이것이 완벽한 이상향이었던 것은 아니다. 사도행전을 더 읽어 내려가면 교회 안에서 갈등도 생겨나고, 외부로부터 박해도 당하기 시작한다. 하지만 초대교회가 보여준 순수하고 열정적인 믿음과 성령의 능력에 대한 응답은, 이후 모든 교회와 성도가 본받아야 할 본질적 가치로 남았다.

사도행전 이후의 내용도 자연스럽게 이어진다. 사도들은 복음을 전하기 시작했고, 특별히 베드로와 요한 같은 예수님의 제자들은 예루살렘에서 큰 부흥을 경험한다. 그 부흥에 맞서 유대 지도자들은 극심한 박해를 시작했고, 그 결과 교회는 사방으로 흩어졌다. 그런데 흩어진 교인들 역시 담대히 복음을 전했고, 오히려 그 때문에 유대와 사마리아와 온 땅으로 복음이 확산되는 역설적 결과가 나타났다(행 8장 참조). 이처럼 성령께서 이끄시는 교회는 내부적 박해나 외부적 어려움 속에서도 진리를 놓지 않고 계속 성장해 나갔다. 그리고 사도행전의 중반부에 이르러서는 바울의 이방인 선교가 본격적으로 펼쳐지면서, 복음이 유대 경계를 넘어 이방 땅까지 번져 나간다.

장재형목사는 이 사도행전에 기록된 교회 공동체의 역동적 모습을 토대로, “교회는 본질적으로 선교 공동체”라는 점을 강조한다. 그 근거는 바로 사도행전 1장 8절 “오직 성령이 너희에게 임하시면 너희가 권능을 받고 예루살렘과 온 유대와 사마리아와 땅끝까지 이르러 내 증인이 되리라”라는 예수님의 말씀이다. 성령이 임하는 목적은 교회를 세우고, 그 교회를 통해 만민에게 복음을 전하며, 더 많은 영혼을 추수하도록 하는 것이다. 결국 오순절 성령 강림은 단순히 ‘신비한 체험’을 주기 위한 사건이 아니라, 복음의 증인으로 살도록 교회 공동체에 힘과 지혜를 공급하는 사건이었다.

특히 사도행전 13~14장에 기록된 바울과 바나바의 1차 선교여행은 성령의 지시에 따라 움직이는 교회의 전형적 모습을 보여준다. 안디옥교회는 금식하며 기도하고 있다가, 성령의 음성을 듣고 바울과 바나바를 따로 세워 세계 선교를 위해 파송한다. 이때 바울의 배경이나 실력만 신뢰하거나, 바나바의 인격적 지도력만 기대하는 것이 아니라, 전적으로 ‘성령이 인도하시기에’ 그들을 파송했다. 그리고 그들의 여행 경로를 따라 다양한 곳에서 복음이 전해지고, 헬라인과 유대인들, 그리고 다양한 이방인들이 그리스도를 영접한다. 초대교회 공동체가 가진 이 놀라운 영적 역동성은 오늘날 교회가 본받아야 할 원형(model)이다.

이후 사도행전 15장에 등장하는 예루살렘 회의도 매우 중요한 사건이다. 이방인들에게 복음을 전하는 과정에서 할례, 율법 준수 등의 문제로 갈등이 일어났을 때, 교회의 지도자들이 모여 예루살렘에서 회의를 열고, 이방인이라 해도 그리스도를 믿으면 차별 없이 구원에 이른다는 결론을 내린다. 이것은 교회가 처음부터 완벽한 모습을 갖춘 것이 아니라, 다양하고 복잡한 문제에 부딪힐 때마다 ‘성령의 인도하심을 구하며 함께 의논’하는 과정을 통해 성장했다는 사실을 보여준다. 사도들은 사도행전 15장 28절에서 “성령과 우리는 이 요긴한 것들 외에는 아무 짐도 너희에게 지우지 아니하는 것이 옳은 줄 알았노니”라고 말한다. 즉, 어떤 결정을 내릴 때, 인간적인 지혜만이 아니라, 성령께서 어떻게 인도하시는지를 분별했다는 것이다.

이와 같이 초대교회가 가진 영적 열정과 기도, 또 서로 섬기는 사랑과 성령을 의지하는 태도는, 현대 교회가 되살려야 할 본질적 가치이다. 장재형목사는 “교회는 선교의 전초기지이자, 전투를 준비하는 본부와 같다. 우리가 이 땅에서 영적 전투를 하며 복음을 전하려면, 반드시 성령의 능력과 인도하심이 필요하다”라고 말한다. 그래서 교회가 오순절을 기념할 때, 이 사건이 단지 2천 년 전 역사적 사실로 그치지 않도록, 끊임없이 기도하며 교회의 사명을 점검하자고 호소한다.

더욱이 사도행전에서 바울은 2차, 3차 선교여행을 통해 소아시아와 유럽 지역 곳곳으로 나아간다. 빌립보, 데살로니가, 고린도, 에베소 등 헬라 문화권의 주요 도시에 복음이 전해지고, 교회가 세워진다. 그리고 사도행전의 말미에는 바울이 로마로 가게 되는 여정이 묘사되는데, 당시 로마가 ‘땅끝’인 것처럼 여겨졌기 때문에, “땅끝까지 복음을 전하라”는 예수님의 명령이 실현되었다고 보는 상징적 장면이다. 실제로 바울이 로마에 이르러서도 가택연금 상태에서 계속 복음을 전했다는 기록(행 28장)은 교회가 어떤 상황에서도 복음 증거를 멈추지 않는다는 강력한 메시지를 남긴다.

오늘날도 교회는 이와 동일한 부름을 받고 있다. 시대와 문화가 달라지고, 환경이 바뀌었다 해도, “땅끝까지 복음을 전하라”는 주님의 명령은 변하지 않는다. 성령은 여전히 활동하시며, 교회가 진정으로 순종하고 기도하며 연합할 때, 어디서든 놀라운 추수의 역사를 이루신다. 동시에, 초대교회만큼이나 많은 문제와 갈등, 혼란스러운 이단 사상도 있지만, 그 역시 교회가 ‘성령을 의지하며 함께 모여 분별’하려 할 때 극복해 나갈 수 있다. 교회가 인간적 판단에 매몰되거나 세속화된 권력 구조에 빠지면, 성령의 역사는 가려지고 은혜와 능력이 소멸된다. 그러나 회개하며 성령의 음성을 다시 듣고자 할 때, 교회는 언제나 새롭게 세워질 수 있다.

여기서 장재형목사는 “성령의 역사에 참여한 교회는 결코 머물러 있지 않는다. 늘 뻗어나가고, 선교와 구제와 나눔을 통해 세상 한가운데 복음의 진리를 전한다”고 역설한다. 이는 초대교회가 예루살렘의 지역적 범위를 넘어 이방 세계로 퍼져나갔던 사실에서 분명히 확인된다. 그뿐 아니라 교회 내부에서도 언어와 문화의 벽이 점진적으로 허물어졌고, 서로 다른 배경을 지닌 사람들이 한 몸처럼 연합하여 ‘하나님의 나라’라는 새로운 정체성을 구축해나갔다. 이런 변화가 가능했던 근본 동력은 역시 성령이셨다. 오순절에 임하셨던 그 성령께서 지금도 교회를 이끌어가시며, 예수 그리스도의 사랑과 구원 계획을 깨닫도록 가르치신다.

로마서 8장 26절에서 사도 바울은 “우리는 마땅히 기도할 바를 알지 못하나… 성령이 친히 우리 연약함을 도우신다”고 말한다. 이것은 성령이 우리를 고아와 같이 버려두지 않으신다는 예수님의 말씀(요 14장 참조)과 정확히 맞아떨어진다. 예수님께서는 승천하시기 전, 제자들에게 “내가 가면 보혜사(파라클레토스)를 너희에게 보내리니 그가 너희와 함께하실 것”(요 16장 요약)이라고 약속하셨다. 그리고 그 약속이 오순절에 성취된 것이다. 성령은 교회를 향한 하나님의 세밀하고 자상한 사랑을 드러내며, 진리를 가르치고, 묶인 영혼을 자유케 하고, 교회를 선교의 길로 이끄신다. 개인적으로 보면, 성령이 우리의 내면을 변화시켜 예수님을 닮아가도록 ‘성화(聖化)’의 길을 걷게 하신다. 교회 차원에서는, 성령이 여러 달란트를 주셔서 다양한 봉사와 섬김이 일어나도록 하신다. 그리고 세상 속에서는, 성령이 능력을 주셔서 복음을 전하고, 곤경에 처한 자들을 돕고, 하나님의 사랑을 실천하게 하신다.

오순절 이후, 제자들이 가졌던 확신과 담대함은 전적으로 성령의 능력에서 비롯되었다고 할 수 있다. 예수님이 십자가에 달리셨을 때만 해도 제자들은 두려워 숨어 있었다. 그러나 성령 강림 후에는 동족 유대인들 앞에서 “당신들이 못 박은 예수가 부활하셨다”고 외치고, 또 재판정에서도 주저함 없이 복음을 증언했다. 초대교회는 그 담대함과 사랑으로 서로를 돌보고, 외부의 핍박과 내적 갈등을 극복해 냈다. 장재형목사는 이 점을 “결국 초대교회의 힘은 성령으로 말미암은 것이며, 그 성령은 지금도 동일하신 하나님이시다. 우리의 상황이 어떠하든, 성령 안에서 말씀을 붙들고 나아가면, 어떤 장애도 복음 전파의 걸림돌이 될 수 없다”고 설명한다.

그리고 교회의 사명은 끝까지 가야 한다. 오순절로부터 시작된 성령의 역사는, 사도행전에 기술된 바울의 로마 입성으로 일단락되는 것이 아니라, 이후 이 땅의 모든 교회가 계속해서 이어 나가는 구원사의 과정이다. 사도행전 29장이 따로 기록되어 있지 않지만, 사실 교회가 존재하는 곳이라면 지금도 “사도행전 29장”이 쓰이고 있는 셈이라고 여러 설교자들이 강조한다. 즉, 사도들의 시대가 지났어도 교회 시대는 계속되고, 성령의 시대가 계속되며, 복음 증거의 과제는 지금도 유효하다는 것이다. 오순절은 바로 그 이야기를 함께 시작한 기념비적 사건이며, 이 땅의 마지막 그리스도인까지 계속될 과업의 원점이다.

이렇듯 오순절의 의미를 “추수와 파종”이라는 두 가지 관점으로 설명할 수 있다. 먼저 하나님께서 예수 그리스도 안에서 첫 열매를 드리셨고, 이어 제자들 120명이 성령으로 익어져 나중 익은 열매가 되었다. 이후 3천 명이 회심했고, 교회가 계속 성장했다는 차원에서 ‘추수의 절기’라는 의미가 분명하게 나타난다. 하지만 그 추수로 끝나지 않고, 다시 복음을 온 세계에 파종하는 ‘선교의 공동체’가 탄생함으로써, 다음 추수를 준비하는 역동성이 이어진다. 그러므로 오순절은 단순히 “많은 이가 모여 한 번에 크게 은혜받는다”는 이벤트가 아니라, “열매를 하나님께 드리고, 동시에 세상으로 다시 파종될 씨앗이 되는” 교회 본연의 모습을 확립하는 날이다.

장재형목사는 이것이야말로 현대 교회가 잊지 말아야 할 오순절의 핵심이라고 역설한다. 교회가 오순절을 맞이하며 자신이 받은 은혜를 기뻐하고 감사하는 것은 당연하지만, 거기에서만 멈추면 안 된다는 것이다. 오히려 그 감사와 은혜가 또 다른 이들에게 흘러가도록, 적극적으로 파종에 나서야 한다. 그 파종은 전도와 선교만을 말하는 것이 아니라, 사랑과 봉사를 통해 세상에 그리스도의 향기를 전하는 모든 사역을 포함한다. 오병이어의 기적에서 보리떡 다섯과 물고기 두 마리가 무수히 많은 사람을 배불리 먹인 것처럼, 교회에 부어진 성령의 능력과 은혜도 성도 개개인을 통해 세상으로 계속 흘러나갈 때, 수많은 영혼이 하나님의 나라를 맛보게 된다. 이 선한 순환이 계속 일어나야 한다.

이러한 관점에서 보면, 오순절은 가을 무렵에 지키는 ‘추수감사절’과 결을 달리하는 것이 아니라, 오히려 더욱 성경적인 추수감사절의 원형이다. 물론 역사적, 문화적 배경 때문에 지금은 가을에 추수감사절을 지키는 교회 전통이 널리 자리 잡았지만, 신학적으로나 성경 본문의 흐름에서 보자면 오순절이 곧 감사절이요, 파종절이라는 사실을 기억해야 한다. 장재형목사는 “오늘날 한국교회도 점차 오순절의 의미를 깊이 재발견하고, 감사와 선교가 어우러진 진정한 절기로 만들어 가는 것이 필요하다”고 조언한다. 이미 우리가 누리고 있는 모든 것—육적인 것이든 영적인 것이든—결국 하나님의 은혜에서 왔음을 고백하고, 그 은혜를 또 다른 이들에게 전하기 위한 결단을 다지는 날이기 때문이다.

결국 교회는 성령을 통해 이 모든 과정을 주도적으로 감당할 수 있다. 성령 없이는 누구도 참된 회개와 사랑, 담대함과 인내를 갖출 수 없고, 교회 공동체 안에 진정한 일치와 섬김도 자리 잡기 어렵다. 하지만 성령이 함께 하시면, 교회는 갈등도 해결하고, 새로운 길을 열며, 땅끝까지 복음을 전하려는 열망을 유지하게 된다. 그리고 그 결과로 또다시 많은 열매가 맺혀 추수하게 되고, 그 열매가 새로운 파종의 씨앗이 되어 계속 확장된다. 오순절을 통해 시작된 이 역사는 초대교회만의 이야기가 아니라, 현재도 교회가 지속적으로 이어가야 할 사명이라는 점에서 중요하다.

장재형목사는 “우리가 진정 오순절의 정신을 회복한다면, 교회가 행하는 모든 예배와 선교, 교육과 봉사가 성령의 열매를 맺는 풍성한 축제가 될 것”이라고 가르친다. 오순절의 의미는 바로 그런 ‘풍성함’이다. 성령의 열매로 우리가 자라고, 그 열매를 통해 세상이 살아나는 모습, 그리고 그 사역을 위해 계속해서 기도하며 예물을 드리고, 자신을 드리는 헌신이 이루어지는 공동체가 오순절 교회라는 것이다. 초대교회가 그런 모델을 보여주었다면, 지금도 그것을 본받고 실천하는 이들이 ‘현대의 오순절 교회’를 만들어가야 한다.

이처럼 성령강림절(오순절)은 교회의 탄생과 더불어, 복음의 세계적 확산과 공동체적 삶의 원동력이 되었다. 우리가 이를 기념할 때, 과연 초대교회가 보였던 선교 열정과 이웃 사랑, 그리고 서로를 돌보는 공동체성을 재현할 수 있을지 질문해볼 필요가 있다. 그 출발점은 바로 우리의 마음속에 성령을 영접하는 일이요, 그분께 온전히 순복하는 일이다. 오순절의 성령 강림은 더 이상 과거 역사가 아니라, 지금도 계속되고 있는 현재적 사건이며, 교회가 진정 이 부름에 응답한다면 더 큰 역사를 이룰 수 있다. 결국 모든 것은 오순절에 임한 성령의 강한 바람과 불의 열정으로부터 시작한다. 그 뜨거운 은혜가 교회 안에 머물지 않고 세상으로 흘러가는 순간, 우리는 또 한 번의 추수, 또 다른 파종의 기적을 경험하게 될 것이다.

장재형목사는 오순절을 맞이하여 “열매로 드려지고, 동시에 씨로 파종되라”고 역설한다. 여기서 ‘열매로 드려진다’는 것은 나 자신을 하나님께 온전히 바쳐 주님이 기뻐하시는 헌신과 감사의 제사를 드린다는 의미이고, ‘씨로 파종된다’는 것은 곧 내 삶이 복음의 씨앗이 되어 세상에 뿌려진다는 말이다. 이는 인간적인 욕심이나 교회의 세속적 성장을 추구하는 것이 아니라, 성령이 이끄시는 대로 내가 선 자리를 예배의 제단이자 선교의 현장으로 삼는다는 결단을 가리킨다. 초대교회는 바로 그 길을 갔고, 지금도 수많은 교회와 성도들이 그 길을 가고 있다. 따라서 우리는 오순절을 통하여 더욱 깊은 감사와 열정을 회복하고, 주님이 맡기신 “땅끝까지 복음을 전하라”는 지상명령을 내 삶의 자리에서 어떻게 구체화할지를 돌아봐야 할 것이다. 이것이 바로 성령강림절의 본질이며, 칠칠절과 맥추절의 구약적 뿌리가 신약시대에 열매 맺은 참된 의미라 하겠다. 그리고 그 가운데서 장재형목사가 끊임없이 강조하는 ‘교회의 본질 회복’과 ‘성령의 다스림’이, 한국교회와 세계 교회가 미래를 향해 나아가는 데 중요한 지향점이 될 것이다.

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